domingo, 18 de marzo de 2012

Crónica de un despido anunciado en VGB


Por Alejandro Montbrun
Gustavo Herrera Vissani vivió un calvario en los tres meses de la nueva administración municipal. Crónica de un despido anunciado que incluye amenazas de muerte y una denuncia en el INADI.
Conocido como “Gustavito” este joven de ademanes refinados, fina locución y verba florida es un personaje de Villa General Belgrano. Los rasgos descriptos propios de su ser han causado siempre rechazo en un sector de la sociedad de VGB que censura al diferente, discrimina y se jacta de ello.
Desde muy pequeño enfrentó la adversidad y mostró su personalidad con una destacada actuación en los medios de comunicación locales siendo un inquieto notero de las incipientes radios regionales.

Desde hace varios años se desempeña como empleado en el municipio de Villa Gral. Belgrano donde ha vivido en estos últimos meses un calvario que se remonta a la noche del 23 abril de 2011 cuando cumpliendo funciones de inspector municipal se aprestaba a realizar una revisión de rutina en el boliche local “Gerlind”, cuyo inquilino era en ese momento, el hoy Secretario de Finanzas Eduardo Wagner.
Aquella noche no iba a ser una más, Gustavito rememora y cuenta que el procedimiento se desarrollaba con normalidad hasta que se acercó Wagner a increparlo: “estaba sacado, en un momento apareció y empezó a agredir, ofreció golpes de puño y dijo que después del 10 de diciembre esto iba a tener consecuencias, tuve que llamar a un efectivo policial para terminar el procedimiento, en el acta dejo constancia de las amenazas recibidas
El suceso que describe Gustavito toma mayor relevancia hoy, porque el 14 de marzo de 2012 fue anulado el decreto que lo nombraba como personal de planta permanente (para no decir DESPEDIDO). Aquí parece que la amenaza sobre las posibles consecuencias después del 10 de diciembre (fecha de asunción del nuevo gobierno) se hiciera realidad.

En el relato la situación se agrava para este joven empleado en los pasillos municipales cuando se encuentra con la madre del Sr. Wagner, unos días más tarde, el 28 de abril de 2011: “bajo de la oficina y me la encuentro a Elena Hänle (actual concejal de UNION POR CBA) en el pasillo y me ataca así de la nada, tratándome en femenino me dijo: “¿querida que te pasa con mis hijos?” y además agregó que esto se trataba de una “persecución política”, yo no le dí mucha bolilla pero ella se puso a gritar” (…)
Gustavito sostiene que la situación se produjo frente a un público que observaba atónito: “tengo testigos, no les importaba agredirme delante de quien fuera
A esta altura se aprecia una posible estrategia familiar de hostigamiento que ya incluye manifestaciones homofóbicas.
Pero la escalada de violencia siguió en ascenso según Gustavito: “después de un par de días me empiezan a llegar amenazas a través de mi compañeros por parte de los dos hijos (en alusión al citado Eduardo Wagner y su hermano Gustavo que era socio en el boliche Gerlind) que me cuidara, que iba a recibir un tiro en medio de la frente
Este tipo de amenazas y de agresión atenta contra tu sosiego y la vida normal que vos venís haciendo, yo salía del laburo me iba a mi casa y yo no sabía lo que me podía pasar, en ese momento hice una exposición en la policía” reflexiona Gustavito.
Luego de todos estos sucesos el protagonista de esta historia pensó que pasados los nervios de la elección para intendente, que parecía poner en estado eufórico a sus agresores, las cosas iban a cambiar con el nuevo gobierno municipal ya instalado. Pero según sus expresiones lo peor estaba por venir: “cuando pasaron las elecciones dije acá se calma pero no, ya en la misma muni me llamaron para cobrar el sueldo y hubo comentarios por lo bajo sobre mi sexualidad”.
Harto de la situación realizó una denuncia en INADI (Instituto Nacional Contra la Discriminación) el día 20 de diciembre de 2011.
El caso fue tomado por el instituto quien ya ha llamado a los denunciados para realizar su descargo y pronto se pronunciará en dictamen.
Ante esto Gustavito señala: “cuando recibieron la notificación de INADI se calmaron un poco
Inhibidos por la denuncia, las represalias se habrían encaminado hacia el plano laboral: “yo siempre me quedaba después de hora y un montón de veces me dejaron encerrado sin avisarme, con la alarma puesta y ellos sabían muy bien que yo salía más tarde”. “Se me dejó de dar trabajo, se me cambió de tareas pero todo por escrito, nadie me hablaba, yo llegaba a la oficina y tenía todo escrito, nadie me dirigía la palabra”.
Luego de conocer esta historia, el despido de Gustavito parece no tener argumentos administrativos-jurídicos como excusa, sino que este ejemplo muestra un largo camino de persecución, discriminación y desprecio hacia un empleado público que frente a tanta hostilidad tuvo perseverancia ante los ataques y no renunció, hasta que el intendente le encontró la quinta pata al gato y a Gustavito le llegaron las consecuencias de las que le habían advertido hace casi un año atrás.