Por Alejandro Montbrun
Por mediados de los 90’ el entonces senador José Manuel de
la Sota llegaba a Villa General Belgrano para inaugurar la planta de tratamiento de
residuos sólidos urbanos. Allí durante la gestión de Ramón Graneros empezó la
apuesta por reciclar nuestra basura.
Recuerdo interesantes charlas que el mismo intendente y su
equipo de gobierno transmitían en las escuelas explicando el nuevo sistema que
nos iba a distinguir en todo el Valle de Calamuchita. Durante más de quince
años el proyecto tuvo marchas y contramarchas, se reubicó la planta y se cambió
el modo de recolección de los residuos (en principio se proponía sacar la
basura con bolsas de distintos colores), entre otros retoques, para luego pasar
de una gestión puramente municipal a una compartida con la Cooperativa de Trabajo “Resimundo”.
Pero lo más importante fue la motorización que en todos
estos años se ha hecho en concientizar sobre el manejo domiciliario de la basura
donde vecino y municipalidad debían trabajar codo a codo para reducir los
residuos.
Hoy el intendente y
su equipo de gobierno argumentan que los números no cierran y que por eso no se
va a separar más la basura en Villa Gral. Belgrano.
El mensaje que se
baja es demoledor para la ciudadanía: el Estado se da por vencido, no quiere
afrontar el problema de la basura, prefiere juntar todo (no separar entre orgánico
e inorgánico, reciclable y no reciclable) y mandar todo al vertedero de Córdoba
o al siempre esperado vertedero regional de basura de Calamuchita. No hay plan
y nunca lo hubo. No hay proyecto ni programa, la gestión de Gustavo Medina
busca solo conquistar y conservar el poder. Durante más de quince años los
residuos tuvieron su política de Estado, el último gobierno se especializa en
tirar políticas a la basura.